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viernes, 27 de mayo de 2011

#003 The Gun Seller (El Vendedor de Armas) de Hugh Laurie

Al leer las primeras páginas se podría llegar a pensar que Gregory House ha cambiado de profesión, ahora en vez de ser médico y medio impedido, es un enérgico ex capitán de la Guardia Escocesa; como puede ser eso, sencillo, Laurie se "rayó" con su personaje del nosocomio. Pero la verdad es que no, se trata de Thomas Lang, cuyo copyright data de 1996, por lo que uno y otro, Gregory y Thomas, apenas se conocen. ¿Raro?, tal vez. ¿Interesante?, hasta ahora, sí (aún no termino el libro).
Si es necesario tener que definir a Lang utilizando referentes conocidos, diría que es como una combinación entre House y el Bond (James) de Daniel Craigh, eso si, sin un céntimo en los bolsillos (salvo por una Kawasaki ganada en una partida de Backgammon.
Pero prefiero prescindir de los estereotipos (por lo menos un poco) y definirlo como el ¿héroe? tan en boga hoy en día: un tipo duro, sínico, con una moral cuestionable pero un buen chico al final del día, tanto capaz de proporcionar dolor como de recibirlo, con ciertos detalles que lo convierten en algo sofisticado pero sin llegar a caer, tal vez demasiado artificialmente, en lo snob... el chico malo con estilo y pricipios.
Creo sin embargo que el autor peca en ocasiones de tocar temas que no domina, pienso aquello porque soy oficial y no sedetctan en Lang las características de "gaje", llegando a ser lo que en el ambiente se conoce como un "ignorante peligroso".
Pero como novela parece ser entretenida, les seguiré informando a medida que vaya avanzando.

martes, 17 de mayo de 2011

#002 The Tourist (El Turista)


Soy aficionado a las películas de espionaje de agencias, crimen organizado, asesinos, tramas político-internacional, ladrones profesionales, policías y demás; no sé si existe algún género que lo reúna todo. Sin embargo, como todo en la vida, podemos encontrar ejemplares excelentes, buenos, regulares, mediocres, malos y sencillamente pésimos (y creo que esa será mi escala de medida en adelante). La película “El Turista”, promete: promete el director (el ganador del Oscar, Florian Henckel von Donnersmarck), prometen las productoras (21th y Spyglass), prometen los protagonistas (Jhonny Depp y Angelina Jolie), prometen algunos actores de reparto, prometen algunas ¿coincidencias? como la aparición de un ex 007 haciendo de bueno y de un anti 007 haciendo de villano, promete Venecia como telón de fondo, promete el soundtrack, promete la fecha en fue lanzada “como regalo de navidad” y promete un título que sugiere una trama rica e intensa.
Existen en la vida sensaciones pésimas como el odio impotente o el amor no correspondido; y otras solamente malas o “sobrellevables” como la desilusión de las promesas no cumplidas, la que será tanto mayor como expectativas hechas. Es así como me siento luego de haber visto El Turista. En mi humilde opinión, pienso que todo lo que la película de marras propone, falla, salvo tal vez la lástima que logra inspirar el personaje de Depp en algunos fragmentos aislados.
Vemos a una Angelina Jolie, ya que jamás deja de serlo, inexpresiva y poco natural, rayana en lo maquinal, con la única excepción de algunos pestañeos lentos y sugerentes. Sin querer caer en lo frívolo, también parece estar demasiado delgada, lo que pronuncia aún más los rasgos angulosos de su cara y con ello su frialdad.
El fantasma del tedio no sólo asoma, sino que en algunas partes se toma la pantalla y se baja los pantalones (o se sube la sábana, como quieran).
La incompetencia policial llega a ser divertida, lo que no he definido si acaso será ex profeso del director o no. Las escenas de acción son lamentables, tanto así que me detendré en dos de ellas:
La persecución por los tejados de Depp y los mafiosos parece inverosímil, vacía y poco real (en términos cinematográficos); vemos a Jack Sparrow (personaje de Deep en “Piratas del Caribe”) en pijama a rayas saltando por un tejado de “stage” con fondos inocuos de cielo celeste y sin nubes.
La persecución en lancha por los canales es tema aparte y habla incluso de la incompetencia del director para sostener escenas emocionantes, tanto así que él mismo se corta las manos al condicionar uno de los botes en una posición absolutamente anti hidrodinámica, ralentizando hasta lo increíble una secuencia que hasta un palurdo podría haber llevado adelante en mejor forma poniendo sólo un poco de velocidad al asunto. Como si eso fuese poco, la puntería de los mafiosos es mala de antología y por ello no logran dar la sensación de peligro inminente… de no ser por la fuerza de gravedad no darían ni a la tierra.
Me parece que a final de cuentas, la mejor interpretación la realiza el ex Bond (Timothy Dalton), en sus dos apariciones. Personajes de reparto interpretados por actores generalmente competentes como Paul Bettany y Rufus Sewell son lamentables y encima poco vistosas para la talla de aquellos.
Para terminar, siento especial lástima por el amargo destino de un título, que a mi gusto, era espectacular para una película del género, sencillamente un desperdicio. “El Turista”, junto a sus protagonistas, me sugería una ambientación “vintage”, con una trama lo suficientemente inteligente como para convertirse en referente o incluso “joya”, con personajes sofisticados, variedad de parajes hermosos de la Europa occidental en época de la cortina de hierro, persecuciones en autos “roadsters” clásicos por caminos costeros mediterráneos y cosas por el estilo (vamos, tal vez algo así como juntar “El Día del Chacal”, “La Identidad de Bourne” y “El Caso Thomas Crown”), pero como ya he dicho, una lástima.
El clímax y desenlace no sorprenden a nadie.
Mi calificación: mediocre.

#001 Introducción – Mi criterio sobre la crítica


Muchos de ustedes recordarán las palabras del crítico culinario Gastón Ego (Ratatuille) cuando describía en un sosegado monólogo el oficio del crítico; ¿tiene alguien derecho a criticar la obra de quien, para bien o para mal, ha tenido la valentía o el empuje de realizarla?, más que mal por lo menos se ha creado, lo cual por principio de cuentas ya es loable, atendiendo a la naturaleza del ser humano.
Sin embargo, también derivado de nuestra naturaleza humana, no tenemos la certeza si acaso nuestro tiempo en este mundo es limitado o no, y ante esa incertidumbre, lo mejor es aprovechar cada segundo del cual dispongamos. Trabajo, como seguramente muchos de ustedes a veces tengo la sensación de que no soy dueño de mi tiempo (¿alguien acaso lo es?), los momentos con mi familia, actual razón de mi ser, suelen limitarse a las tardías vigilias antes del sueño y a la mayoría de los fines de semana… el tiempo que se puede derivar al ocio o al esparcimiento, ya sea leyendo un libro, viendo una película o jugando a un boardgame, por mencionar algunos, es cada vez más reducido. Es entonces justo que los profesionales del entretenimiento, dígase escritores, agentes literarios, editores, actores, agentes cinematográficos, directores, libretistas, productores, diseñadores, etc. lleguen hasta nosotros, los consumidores, con productos que aparte de agostar nuestros bolsillos, serán causa de la pérdida de nuestro escaso tiempo disponible; horas, minutos y segundos de nuestras vidas que irán a parar a la noche de la eternidad para siempre y nadie nos lo devolverá; tiempo que simplemente se perderá. Como señalaba el mago Gandalf de El Señor de los Anillos (la versión cinematográfica de Peter Jackson), difícilmente podemos decidir nuestro destino, pero por lo menos somos capaces de decidir que hacer con nuestro tiempo. Que glorioso sería que ello fuese cierto y que no tuviésemos que lamentarnos de haber sido víctimas de la publicidad engañosa y de supuestos profesionales que no hacen bien su trabajo; es un tema de interdependencia de voluntades y como en casi todo, las omisiones y negligencias de unos repercuten en la vida de otros, inevitablemente. He aquí, creo yo, la virtud de la crítica, como una forma de prevención. Es cierto que sobre gustos nada hay escrito y que lo que pueda ser agradable para unos, puede no serlo para otros, pero siempre encontraremos trabajos sencillamente mal hechos, faltas al respeto del público. Creo que delatarlas es el objetivo natural de la crítica, la cual obviamente, al igual que las obras creativas que menciono, deben ser también realizadas y comprendidas con criterio.
En ese sentido, cuando haga algún análisis, lo haré principalmente desde el principio que no existen obras buenas o malas que uno no haya experimentado, sino que la calificación es posterior, teniendo en cuenta que es uno el que se remite a ellas con un objetivo, generalmente deducido de lo que la obra sugiere en forma previa por sus referencias (publicidad, notas editoriales, resúmenes, comentarios de amigos, afiches, portadas, títulos, etc.); la obra será más o menos buena en medida que cumpla las expectativas (criteriosas) de cada quien. Nadie ve “The Fast and the Furious: Tokyo Drift” esperando ver una obra de arte o poder dilucidar de ella los misterios de la vida y de la muerte, sin embargo entretiene y como uno acude a ella para eso, la película cumple su objetivo, luego, es buena. Existen obras que sí pretenden develar aquellos misterios (el libro “The Secret”, por ejemplo) y ¡oh, sorpresa!, fracasan, ergo, no cumplen su propósito, constituyen una  pérdida de tiempo y por ello son malas.